El autor, Luis Landero, es un paisano extremeño, nacido en Alburquerque. Aunque suene a tópico, pocos extremeños son conocidos en la vida pública y, en general, poco se conoce de mi tierra. Los extremeños son poco "exhibicionistas" y prefieren una vida tranquila y fuera del glamour de la fama, aunque hay algunos muy conocidos que se dedican a poner extremadura en el mapa.
Luis comenzó su carrera literaria pasados los 40 años, profesor de literatura en Secundaria y la Universidad, ha cosechado éxitos con sus novelas.
Esta es la primera que leo de él y me ha sorprendido. Me ha recordado en algunos momentos la escritura de Delibes, en la que somete a sus personajes a una noria de emociones, donde casi siempre triunfa la melancolía.
En este caso narra la historia de un hombre que busca su profesión a lo largo de su vida y lucha contra el destino que una y otra vez le hace trabajar de algo que él cree que no merece, que es poco para él. Lo mismo se puede aplicar a sus relaciones, en las que piensa que su gran amor está por llegar siempre.
Es un libro bien escrito, muy entretenido, divertido y que lleva a la reflexión de cómo elegimos vivir nuestra vida y cómo de nosotros depende la felicidad de lo que nos ofrece.
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